Poemas : LA CAÍDA II |
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Prófugo de mi ser, que me despuebla
la antigua certidumbre de mí mismo, busco mi sal, mi nombre, mi bautismo, las aguas que lavaron mi tiniebla. Me dejan tacto y ojos sólo niebla, niebla de mí, mentira y espejismo: ¿qué soy, sino la sima en que me abismo, y qué, si no el no ser, lo que me puebla? El espejo que soy me deshabita: un caer en mí mismo inacabable al horror del no ser me precipita. Y nada queda sino el goce impío de la razón cayendo en la inefable y helada intimidad de su vacío. |
Poeta
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