Poemas : CREPÚSCULOS DE LA CIUDAD II |
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Mudo, tal un peñasco silencioso
desprendido del cielo, cae, espeso, el cielo desprendido de su peso, hundiéndose en sí mismo, piedra y pozo. Arde el anochecer en su destrozo; cruzo entre la ceniza y el bostezo calles en donde lívido, de yeso, late un sordo vivir vertiginoso; Lepra de livideces en la piedra trémula llaga torna a cada muro; frente a ataúdes donde en rasos medra la doméstica muerte cotidiana, surgen, petrificadas en lo oscuro, putas: pilares de la noche vana. |
Poeta
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