Poemas : CREPÚSCULOS DE LA CIUDAD V |
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Fluye el tiempo inmortal y en su latido
sólo palpita estéril insistencia, sorda avidez de nada, indiferencia, pulso de arena, azogue sin sentido. Hechos ya tiempo muerto y exprimido yacen la edad, el sueño y la inocencia, puñado de aridez en mi conciencia, vana cifra del hombre y su gemido. Vuelvo el rostro: no soy sino la estela de mí mismo, la ausencia que deserto, el eco del silencio de mi grito. Todo se desmorona o se congela: del hombre sólo queda su desierto, monumento de yel, llanto, delito. |
Poeta
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