Poemas : La Musa del arroyo |
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I
Cruzábamos tristemente las calles llenas de luna, y el hambre bailaba una zarabanda en nuestra mente. Al verla triste y dolida, yo la besaba en la boca. -¿Por qué aborreces la vida, risa loca? No llores, rosa carnal, que yo robaré el tesoro de la tiara papal para tus cabellos de oro.- Y un espíritu burlón que entre las sombras había, al escuchar mi canción se reía, se reía… II De la fría fuente clara en el sonoro cristal, la luna brillaba igual que una moneda de plata. Temblaba su mano breve de blanca y sedeña piel. -¡Que bonita cae la nieve y que cruel!- -No tiembles yo haré un corpiño para tus senos triunfales, con la pompa del armiño de los mantos imperiales.- Y un espíritu burlón que entre las frondas había, al escuchar mi canción se reía, se reía… III Noche de desolaciones eterna, que llame en vano con la temblorosa mano en los cerrados mesones. Lloraba un violín distante con tanta melancolía como nuestra vida errante. -¡Reina mía! Da tu dolor al olvido; Yo te contare la historia de una princesa ilusoria de un reino que no ha existido.- Y un espíritu burlón y cruel que en la calle había, al escuchar mi canción se reía, se reía… IV ¡Triste voluntad rendida al dolor de la pobreza! -¡Oh la infinita tristeza de la amada mal vestida!- Palabra de amor que esconde la llaga que va sangrando, y andar, siempre andar. ¿Adónde? ¿Y hasta cuándo? -Ya apunta la claridad… Ya verás como se muestra propicia y mágica nuestra madre, la Casualidad.- Y en la encrucijada umbría de la suerte impenetrable, la Miseria, la implacable, se reía, se reía. |
Poeta
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