Poemas : LAS VOCES LAUDATORIAS |
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(Para André)
Hermano: a veces dudo si existes o te sueño; Coronado de espíritus reinas en la Belleza Teniendo por vasallos la Vida y el Ensueño, Y por novia la Gloria que el crepúsculo reza: «Dios salve de sus ojos los dos largos estíos; »Y mariposa ebria de sol, su cabellera; »Y su boca, una rosa fresca sobre los ríos »Del Fuego y la Armonía; y los vasos de cera »De sus manos colmadas de rosas de cariño; »Y su cuerpo sin sombra que reviste un armiño »De castidad sobre una púrpura de pasión. »Y, ante todo, Dios salve el rincón de su vida »Do el Espíritu Santo de su espíritu anida: »Ante todo, Dios salve en mí su corazón!» El Ensueño se encierra en su boca sedeña, El Ensueño no habla ni nada: sueña, sueña... Y la Vida cantando a la sombra de un lloro: «Su mirada me viste de terciopelo y fuego, »O me vierte dos copas de tiniebla y de oro »O abre en rosas mi carne con un cálido riego. »Su cuerpo hecho de pétalos de placer y de encanto, »Corola el cáliz negro de la melancolía, »Y su espíritu vuela de sus labios en canto »En un pájaro rosa con un ala sombría. »Cuando clava el divino monstruo de su belleza »Su dentadura húmeda de miel y de tristeza, »Es un mal o es un bien tan extraño y tan fuerte, »Que la cabeza cae como una piedra oscura »Buscando la fantástica venda de la locura »O una honda y narcótica almohada de muerte.» Y el ensueño se encierra en su boca sedeña; El ensueño no habla ni nada: sueña, sueña... Y yo te digo: hermano del corazón sonoro, A tu paso los muros dan ventanas de anhelo, Y se enjoyan las almas de sonrisa y de lloro Y arde una bienvenida de rosas en el suelo. En tu lira de brazos que abrazaron el vuelo Fulgen las siete llaves de lírico tesoro, O los siete peldaños de una escala de oro Que asciende del abismo y desciende del cielo. ¡Eres Francia!... Tu sangre, tu alma, tu poesía Forman un lis de fuego, de gloria y de armonía Con que París corona su frente de crisol; Si un día la nostalgia te diera fiebre o frío Deja fluir tu espíritu como un Sena sombrío O ábrelo como un manto de tu lejano sol! Y el ensueño encerrado en su boca sedeña; El Ensueño no habla ni nada: sueña, sueña... |
Poeta
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