Poemas : Visión |
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¿Acaso fue en un marco de ilusión,
en el profundo espejo del deseo, o fue divina y simplemente en vida que yo te vi velar mi sueño la otra noche? En mi alcoba agrandada de soledad y miedo, taciturno a mi lado apareciste como un hongo gigante, muerto y vivo, brotado en los rincones de la noche húmedos de silencio, y engrasados de sombra y soledad. Te inclinabas a mí supremamente, como a la copa de cristal de un lago sobre el mantel de fuego del desierto; te inclinabas a mí, como un enfermo de la vida a los opios infalibles y a las vendas de piedra de la Muerte; Te inclinabas a mí como el creyente a la oblea de cielo de la hostia... -Gota de nieve con sabor de estrellas que alimenta los lirios de la Carne, chispa de dios que estrella los espíritus.- Te inclinabas a mí como el gran sauce de la Melancolía a las hondas lagunas del silencio; te inclinabas a mí como la torre de mármol del Orgullo, minada por un monstruo de tristeza, a la hermana solemne de su sombra... Te inclinabas a mí como si fuera mi cuerpo la inicial de tu destino en la página oscura de mi lecho; te inclinabas a mí como al milagro de una ventana abierta al más allá. ¡Y te inclinabas más que todo eso! Y era mi mirada una culebra apuntada entre zarzas de pestañas, al cisne reverente de tu cuerpo. Y era mi deseo una culebra glisando entre los riscos de la sombra a la estatua de lirios de tu cuerpo! Tú te inclinabas más y más... y tanto, y tanto te inclinaste, que mis flores eróticas son dobles, y mi estrella es más grande desde entonces. Toda tu vida se imprimió en mi vida... Yo esperaba suspensa el aletazo del abrazo magnífico; un abrazo de cuatro brazos que la gloria viste de fiebre y de milagro, será un vuelo! Y pueden ser los hechizados brazos cuatro raíces de una raza nueva: Y esperaba suspensa el aletazo del abrazo magnífico... ¡Y cuando, te abrí los ojos como un alma, y vi que te hacías atrás y te envolvías en yo no sé qué pliegue inmenso de la sombra! |
Poeta
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