Poemas : La sed |
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¡Tengo sed, sed ardiente! -dije a la maga, y ella
me ofreció de sus néctares. -¡Eso no: me empalaga!- Luego, una rara fruta, con sus dedos de maga, exprimió en una copa clara como una estrella; y un brillo de rubíes hubo en la copa bella. Yo probé. -Es dulce, dulce. ¡Hay días que me halaga tanta miel, pero hoy me repugna, me estraga! Vi pasar por los ojos del hada una centella. Y por un verde valle perfumado y brillante, llevóme hasta una clara corriente de diamante. -¡Bebe! -dijo-. Yo ardía, mi pecho era una fragua. Bebí, bebí, bebí la linfa cristalina... ¡Oh, frescura! ¡Oh, pureza! ¡Oh, sensación divina! -Gracias, maga, ¡y bendita la limpidez del agua! |
Poeta
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