Poemas : Sin fe y sin amor |
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I
Arrastro una vida de luto y dolor; a todos les choco, me choco hasta yo; y todos los hombres me excluyen, en medio de todos maldita excepción. Encina tronchada del viento al furor, mi copa gigante la tierra besó. Murió la esperanza, murió el corazón, que grande, hervoroso, un tiempo asiló excelsas virtudes y vil corrupción. virtudes y vicios luchando perdió, y amorfo, sangriento, cadáver es hoy que duerme en la tumba, sin fe, sin amor. II Mis horas cubiertas de negro crespón pesadas, iguales, rodar miro yo. Esferas de sombra que bajan, y son como almas que bajan malditas de Dios, el arco, de horrores eterna mansión. Si aúlla doliente el alto reloj, yo te oigo, lo mismo que el grito de horror que arroja quien sufre tormento feroz: como eco lejano de agudo esquilón que dobla, pidiendo piedad al Señor, para un bandolero que en la horca expiró; como ese gemido, ese ¡ay! de dolor que da al reventarse del harpa el cordón. ¡Qué lentas transcurren las horas ¡oh Dios! del hombre que hollando punzante cambrón camina en la tierra, sin fe, sin amor! III Mi historia es historia de mártir histrión; sainetes y dramas conozco, que yo he sido en el mundo genérico actor. Con frailes menores tranquila pasó mi edad inocente, y el padre rector latín y consejos conmigo perdió; que frailes y claustro dejé sin temor, y en mil aventuras perdí el corazón. Soldado en las filas de Marte feroz, vestido de loco serví de sayón. Chinaco más tarde, sin ley y sin Dios, escenas horribles miré sin horror; y pueblos he visto que el hacha incendió, envueltos en llamas de rojo color. Crujir, como cruje rugiente crisol, y en negros escombros de altar, mi bridón su huella sangrienta soberbio dejó. Por eso de todo cansado ya estoy; conozco los goces, conozco el dolor, los salmos del coro, la voz del cañón, la faz de los campos, del mar el furor, la horrible mazmorra. el rico salón; conozco lo bueno, lo malo y peor; yo sé de banquetes, y de hambre sé yo; me son familiares la Regla y Colón; desprecios y aplausos el alma probó, el alma que vive sin fe, sin amor. IV Más triste que tumba, más pobre que Job, yo sufro en la tierra fatal expiación. La edad inflexible mi frente arrugó; mi cuerpo inclinado remeda una hoz, mi barba y cabellos de nieve ya son; mi espíritu ardiente, su fuego perdió; mis piernas se doblan, balbuce mi voz. ¡Adiós, ilusiones divinas de amor, adiós, esperanzas, placeres, adiós!... ¡Oh, muerte! yo pido que des por favor un lecho de polvo, allá en un rincón, al pobre viandante que al fin se cansó, y llama a tu puerta sin fe, sin amor. |
Poeta
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rítmico, como un musical, casi lo puedo cantar.