Te busco en el silencio de la noche,
como un fluido extracto hasta ti quiero llegar,
tentaciones sensibles se esparcen en derroche,
esos sentimientos no los puedo truncar.

Y me acerco a ti, sigilosos son mis pasos,
no percibes el efluvio aromático de mi presencia,
son demasiados etéreos, pero escasos.
¡Porque soy tu suspiro sin la esencia!

Te busco en la tristeza que me detiene,
¡En esta prisión tu lecho ansío alcanzar!
Porque encarcelado a tu amor me tienes
en esta soledad que no me deja soñar.

Pero eres del viento un remolino
que su remanso ha dejado escapar,
llegas y acaricio tu cabello fino,
y como un rayo de luz te vuelves alejar.

Te busco en la inmensidad del mar,
me desplazo a través del cielo infinito,
rebuscando en las densas nubes sin cesar.
¡Por ti le he preguntado a un angelito!

Es tu amor dulce y sosegado,
su néctar las hebras del alma cautiva,
y hace palpitar mi corazón acelerado,
es el aliciente que a este suplicio mitiga.

Te busco en el tiempo y en las flores,
su suave fragancia erigen hipnosis
que me llevan a deambular por los alcores,
en donde un grito se me escapa al disfrutar tu dosis.

Te busco en la faz de la luna restringida,
a sabiendas de que allí no te puedes ocultar,
te perseguiré por el resto la vida,
quizás algún día tú y yo nos podamos amar.

Julio Medina
8 de junio del 2011