Poemas : Nacimiento de Cristo |
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De la más fragante rosa
Nació la abeja más bella, A quien el limpio rocío Dio purísima materia. Nace, pues, y apenas nace, Cuando en la misma moneda, Lo que en perlas recibió Empieza a pagar en perlas. Que llora el alba, no es mucho Que es costumbre en su belleza; Mas ¿quién hay que no se admire De que el sol lágrimas vierta? Si es por secundar la rosa, Es ociosa diligencia, Pues no es menester rocío Después de nacer la abeja. Y más cuando en la clausura De su virginal pureza Ni antecedente haber pudo, Ni puede haber quien suceda, ¿Pues a que fin es el llanto, que dulcemente riega? Quien no puede dar más fruto ¿qué importa que estéril sea? Mas ay, que la abeja tiene Tan íntima dependencia Siempre con la rosa, que Depende su vida de ella; Pues dándole néctar puro, Que sus fragancias engendran, No sólo antes le concibe Pero después le alimenta. Hijo y madre, en tan divinas Peregrinas competencias, Ninguno queda deudor, Y ambos obligados quedan. La abeja paga el rocío De que la rosa la engendra, Y ella vuelve a retornarle con Lo mismo que la engendra. Ayudando el uno al otro Con mutua correspondencia, La abeja a la flor fecunda, Y ella a la abeja sustenta. Pues si por eso es el llanto, Llore Jesús, norabuena, Que lo que expende en rocío Cobrará después en néctar. |
Poeta
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