Poemas : Sin título |
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Llegué a mi destino
y comencé a caminar la calle. El desértico asfalto se extendía lejano por todos lados. No podía decir que todo estaba inmóvil puesto que ni siquiera había algo que así lo indicara. Miré las nubes grises y casi noto descender un chorro de viento que se esparció fresco por todas partes. Frente a mí, sorpresivo, vertical y automático, creció al instante un árbol que agitó sus hojas para sacudir el cielo. Brillantes sus hojas esmeraldas se ofrecieron a mi vista y casi lo veo inclinarse haciendo una reverencia como saludo. De repente los movimientos cesaron, creí que todo había terminado, Pero no, pronto me di cuenta que el silencio era su forma de presentarme a sus hermanos. A lo largo de la calle, a la velocidad del viento, fueron apareciendo árboles de tupido follaje o visibles ramas. Uno a otro van estirándose con asombro. Los fui dejando nacer y pronto noté con agrado que sus movimientos no eran otra cosa que la única forma de lo invisible. |
Poeta
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