Y sigues sin rendirte a la espera
del amor que sin rumbo se ha marchado,
cuando al llegar de nuevo la primavera
con una cruel desilusión te ha dejado.

Sentada mirando las olas del mar
navegas en la imaginación a la lejanía,
pensando cuando habrá de regresar
aquel amor que te abandonó un día.

Y el eco del mar melodioso
se lleva como notas de sinfonía,
ese desconsuelo doloroso
que infunde quebranto y melancolía.

Reflexiones que traspasan las barreras
de la distancia y la ausencia que atormenta,
al no saber de él, solo quisieras
sentir que el alma en mil pedazos se revienta.

En ese atardecer de brisa serena
frescas ilusiones comienzan a llegar,
ellas van saliendo de adentro de la arena
y a tu corazón se van albergar.

Julio Medina
29 de marzo del 2011