Poemas : Carta a Josefina. |
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Carta a Josefina Mi querida Josefina, espero que al recibir esta carta te encuentres bien y que hayas descansado del viaje. Desde que te fuiste, las cosas no han cambiado, y yo, sigo con mis libros y mis versos y el cuidado de mis flores: los lirios, los claveles rojos, los geranios… y a veces, con mis crisis de ansiedad y los típicos achaques provocados por el paso de los años… ¡Pero qué te voy a decir que tú no sepas ya…! No te preocupes por lo que te dije antes de marchar, porque es algo que no tiene la más mínima importancia y no requiere la atención ni el desvelo que me sueles dispensar… aunque si soy sincero, te tengo que decir, que hay momentos que me siento triste y con ganas de llorar, y que después de un rato - sin saber por qué-, me lleno de optimismo y me pongo muy alegre… ¡qué cosa más extraña verdad? Sé, que mucha gente no me entiende y que por la espalda me critican, que mi familia y mis amigos me ven como un bicho raro que vive en un mundo imaginario, fuera de las pautas que rigen en la vida y del frontispicio de la realidad. ¿A ti qué te parece… crees que no toco el suelo, que vuelo por el éter de la estratosfera… que tendría que ir a un especialista para que me diga los motivos que originan mi comportamiento y mi forma tan rara de pensar…? Ya sé, que te pongo en un compromiso y que quizás prefieras callar… pero, ¿sabes lo que pienso?... que, aunque soy un hombre grande, mi alma es como una niña chica, que a veces, canta y ríe, y otras, llora y patalea y se enfada y grita. Hoy- sin ir más lejos-, me levanté llorando, y, sin embargo, ayer me desperté alegre y cantando... Hay momentos que necesito hablar con la gente para contarle mis cosas, y otros, que sólo quiero estar a solas para meditar sobre mi vida y las dudas que me inquietan... y noches, que me gustaría subirme al tejado para besar la cara de la luna y soñar bajo las estrellas, como lo hacen las palomas y los gatos… y después, bajar hasta el centro de la tierra para convertirme en lava y brotar de sus entrañas como un río incandescente para derramar mis inquietudes y los sentimientos de mi alma… También hay días que oigo -no sé cómo explicarlo-, antífonas repetidas que suenan como ecos muy lejanos asidos a los miedos de mi infancia, y el bisbisear de nuestros padres al rezar los misterios del rosario… ¿Verdad que tú me entiendes, que piensas que no estoy enajenado...? Estas son algunas de las cosas que me pasan sobre todo por las noches, aunque al despertarme, se esfuman con la claridad de la mañana. No me quiero despedir sin decirte, que también hay momentos que me siento tempestad, y otros, mar y río y viento, y cauce hondo de profunda y amarga soledad… Así que no te extrañe, si algún día, -al pasarte por mi casa-, me encuentras subido en una nube, o tendido en el tejado hablando con la luna o con el aire… o dentro de una pompa trasparente, contemplando la aurora mientras como pan con chocolate... ¡Porque mi alma es -como bien sabes-, una niña muy traviesa y chica, que a veces canta y ríe, y otras, patalea y llora y grita… y se arroba con el canto de la alondra y del jilguero y escribe relatos y poemas y llora en un rincón de la terraza buscando una caricia, o el consuelo del amor y la esperanza! Autor: Francisco López Delgado. Todos los derechos reservados.[/size] |
Poeta
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Saludos cordiales con mi respeto y amistad. Es un gusto grande leer sus buenas letras y noble arte.
Esta amplia e interesante obra es descriptiva, existencial de gran calidad vivencial en un bello estilo y pulcritud expositiva. Me permito felicitarle por compartir su arte, y darle la bienvenida a este espacio poético/literario.
Siga usted compartiendo sus letras, pues enriquece tanto el compartirlas, como el disfrutarlas.
Gracias estimado Joel. Sus palabras me ayudan y hacen que me sienta mejor.