Prosas poéticas :  ¿Quijote yo?
…Revisando mi memoria y las charlas con personas de muchos rincones visitados, siento que con bastante reincidencia, en los sectores más humildes de Nuestramérica y del planeta entero, nuestros niños y adolescentes, desde su capacidad de idealizar, de visionar, encuentran un refugio mágico, para compensar, para soñar, que no requiere de nada físico, no tiene que comprarse, no tiene que compartirse… podría decir que es grato, que tiene la mejor calificación del mundo si de calificar se tratara, no hay comparación nadie podría imaginarlo así…
Desde nuestras limitaciones, el soñar es una fortaleza imposible de batir, que se convierte en un poderoso e imparable motor, que funciona a nuestra voluntad y que desde nuestra capacidad para ir construyendo, tejiendo facetas tangibles de esos sueños, podemos ir aterrizando detalles, capítulos y a veces sueños enteros que marcan vida, emociones, angustias, nuevos retos y por supuesto: nuevos sueños.
No había que leer a Cervantes y las travesías del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, para ser también un poco Quijotes, desde nuestra perspectiva, desde nuestra realidad… caballeros andantes, perseguidores de otras utopías, conjugadas en sus propios cielos y demonios, que curiosamente con el pasar de nuestras andanzas, se complican y en su complejidad nos agotan y a veces perdemos esa oportunidad mágica, de fusionar esos raros ensimismamientos y realidad.
Pero cuánto bien hace, repasar aquello que ocurrió en ese lugar de la Mancha de cuyo nombre tampoco quiero acordarme, para alimentar ese don de conseguir en lo subjetivo, los cimientos de la vida misma, es que tiene que haber algún enlace etéreo, entre compartir otros universos, descritos por otros idealistas, escritores, poetas, por seres altruistas y nosotros, esos púberes soñadores, idealistas impensados, algo locos por la desproporción de lo anhelado… por escapar de los formalismos y la cordura, que etiqueta, que aprisiona…
Y cuánto bien hace esas oleadas de quijotescas acciones que mueven al mundo, que ensanchan horizontes y sobrepasan lo imaginable, cuánto bien hace las actitudes que a más de desconcertar, marcan de mayor credibilidad en lo utópico, para las nuevas generaciones, cuánto de quijotesco tenían los jóvenes de la Comuna de Paris, para afirmar que siendo realistas tenían que plantearse lo imposible…
Entonces ojalá tuviéramos muchos Quijotes o al menos seamos capaces de liberar esos destellos de locura edificante, que nos haga sentir algo más que soñadores… que afiancemos la decisión de siempre luchar por los más vulnerables, que lo hagamos con decoro, con lealtad, con el básico esfuerzo de meditar y reflexionar, aún en las fronteras de la ficción y lo tangible…
Ojalá podamos ser algo más Quijotes, para dedicar hasta el último aliento de vida a perseguir auroras distintas, instantes precisos, que nunca distingan límite alguno, incluso cuando la vida se vaya, como lo escribía Miguel de Cervantes, horas antes de perecer… «Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...»
Que, ¿Quijote yo?... ojalá y que jamás me atrapen la cordura y el conformismo.
Poeta

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