Poemas :  Infidelidad sin género
¡Te amo!

¡Nunca te sería infiel!

¡Tú eres la única persona en mi vida; el único amor!

Tantas frases típicas, clichés tontos usados ligeramente por sus dueños de alquiler con el único fin de apaciguar las tormentosas y violentas aguas que llevan la relación entre dos personas. No pretendo con éste inicio tan directo exonerarme de la culpa, negar contra toda prueba haber caído en éstas cómicas muestras de cinismo. Es claro que nadie, y quiero que esto se lea con total lentitud y concentración N-a-d-i-e ha salido ileso de este maltrecho uso de las palabras dentro del romanticismo encubierto por la pareja. Ya lo dijo el escritor colombiano Gabriel García Márquez “hay que ser infiel, pero nunca desleal” y atacando este punto con toda la autoridad de la que no dispongo, busco desde mi ego, liberarme un poco de la culpa; tratando de ser leal a mi mismo, aunque sea admitiéndolo.
Se ha buscado dignificar un poco el lugar de la mujer en relación a este tema, bien sabido es por todos los hombres que las mujeres son mucho más inteligentes que nosotros, lo hemos llegado a asumir muy a pesar de lo tosco e inflexible de nuestro proceder. Ciertas féminas – por no cometer el error de generalizar, aunque quiera generalizar- acuden a esta razón de saberse más inteligentes y leales y de conocer que nosotros hemos bajado la cabeza admitiendo esto, para aclarar que ellas “Son fieles porque conocen las consecuencias de sus actos, y porque… son inteligentes”… Allí es donde mi terca razón se atraviesa, interrumpiendo el dignito discurso de las señoritas y casi como por reacción automática pienso. “Si éstas carajas son superiores en intelecto a nosotros, y lo que es más notorio; saben que estamos claros de eso… ¿Cómo carajo pretenden que nos comamos el cuento de que son respetables y dignas, sin un ápice de infidelidad en sus átomos? Nosotros somos como animales, o como coleccionistas, podemos tener a la mujer más encantadora del mundo a nuestros pies, y siempre buscaremos la manera de explorar los horizontes que sabemos que no existen. Muy a sabiendas de las consecuencias que posteriormente tendremos que asumir. Y esto lo hacemos con la poca inteligencia de la que disponemos (Si la comparamos con la de las féminas), muchas veces, ¡Admítanlo colegas! Salimos victoriosos de éste presuntuoso juego de compartir sábanas con ajenas a nuestro estado civil, entonces… Si nosotros con nuestro pensar limitado adoptamos las condiciones necesarias para no ser descubiertos (aunque no siempre salimos victoriosos), que alguien (Y quiero que sea una mujer), me explique ¿como es que siendo seres en su totalidad superiores a nosotros, y, en todos los sentidos mejores que nosotros pretenden que caigamos en el discurso señorial y moralista que nos quieren vender? ¡Cinismo; otra gran prueba de lo grande que son las mujeres!
Ahora, alejándonos un poco del descaro de no admitir las vainas como son. Entro en algo un poco más serio, el amor está formado y forjado por dos personas (en el mejor de los casos), está integrado por dos personalidades que pueden ser distintas o similares, se complementa con actos, detalles, gestos, discusiones, juegos en la cama/O en el sofá/ o en el baño. El amor tiene átomos, células, ideas, problemas, visiones, metas. El amor crece según nuestro esfuerzo y empequeñece según nuestra apatía, el amor es esa condición metafísica en la que dejamos de comunicarnos con nosotros mismos para solucionar por otro. El amor viene dado de los errores y anacronismos de las dos personas que le conforman; no es perfecto. Entiendo con esto que a medida que el tiempo pasa y éste se consolida, los dueños de ese amor actúan casi de manera automática: rechazando ciertas cosas, proponiendo otras tantas. Lo que quiero decir con ésta sarta de definiciones y características de este sentimiento, es que el amor, aunque no tenga cuerpo es un tercero entre dos seres: un tercero que comparte nuestros errores. Si bien es cierto que no sabemos nunca qué grado de dificultad vendrá con él, siempre sabemos que las habrá. Aunque esto suene polémico o controversial, es necesario que se entienda bien que, el impulso a descuidar por momentos la relación y acudir, sea por la excusa que sea… a otras faldas u otras cremalleras, es una condición intrínseca del amor que fueron criando, es decir, era algo previsible. Si tú fallas, si yo fallo. El amor fallará, y no somos perfectos para pedirle al amor que no cometa errores apoyados en nosotros. Una infidelidad es parte fundamental de una relación; te ayuda a ver con ojos reales (No los de Romeo & Julieta) a la persona que escogiste como tu pareja, Está en ti perdonarlo(a) o mandarlo al carajo. Si lo(a) perdonas, te habrás dejado de respetar a ti mismo(a) para tomar el riesgo de darle una oportunidad a un amor que muy posiblemente vuelva a desfallecer, pero es tú decisión… y tampoco es tan mala. Si lo(a) mandas a volar, quedará en tus labios un sabor a derrota, un dolor intangible de haber entregado todo a quien no supo valorarlo como tú. El acre olor de haber perdido tu tiempo en quien sabe qué tipo(a), y ¡Créeme! Tampoco es una mala opción. Las infidelidades son un termómetro que mide nuestro amor propio, si las perdonamos le estamos dando prioridad al amor, y si no, estamos tomando el camino fácil, donde sabremos que el mismo perro / o la misma perra no nos verán la cara de idiota. Pero quién sabe si esa historia se repetirá en otro rostro; en algún otro(a) perro(a)
Poeta

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Delalma
Publicado: 25/1/2011 4:33
Incondicional
Unido: 9-10-2010
De: Lima - PERÚ
Comentarios: 1439
 Re: Infidelidad sin género

todo se puede repetir amigo, pero no hay que tratar con tanta crueldad a quién en algún momento de la vida nos dio sus mejores encantos.