Prosas poéticas :  LA PIEDRA
Una tarde de caza, en busca de algo de carne para los pelaos, tropecé con una piedra, fue tal el golpe que no pude mas que llorar de dolor.
Luego de un rato, cuando me sentí mejor, mire a ver con que me había tropezado, una piedra semienterrada, azul oscuro de aspecto un tanto recio y tan dura como el hierro.
Recogí aquel objeto, para tranca de la puerta o de adorno en un cesto me podría a mi servir ya que me trae algún recuerdo. Después de haber cazado algo para llevar al rancho, volví a casa contento con la piedra en la mochila, unas tórtolas y un pescado. Usamos la piedra para oficios caseros como partir panela, cocos, y patacones, y muchas labores más.
Pasado el tiempo se confundía con los carbones de la cocina y cualquier sitio era buen lugar para dejarla, un tarde en la cocina calentándome un café, volví a tropezar con la piedra la cual estaba en el piso toda negra y grasosa. Entonces recordé el día que por primera vez con la piedra tropecé y al mirarle pensé, era más bonita aquella vez. A lavarla la llevé y reluciente la dejé, en la sala la ubiqué junto a otros objetos de pared.
Esto pensaba yo, a nosotros nos pasa lo mismo, pasados los años perdemos el brillo y el color nos hacemos más oscuros del dolor que nos dejan las penas el sufrimiento y el rencor, por todas esas circunstancias se opaca el esplendor.
Un buen día, después de varios años unos turistas llegaron a nuestra casa y pasaron allí la noche. Personas que venían de lejos conociendo tierras nuevas, amantes de la naturaleza, todo les parecía bonito y querían llevar de aquí recuerdos. Les mostré los alrededores y al monte fui con ellos a baño en el rio, de pesca y todo eso.
Después al atardecer les mostré los chécheres viejos pues querían llevar algo de recuerdo, del lugar donde estuvieron y así mostrar a los suyos, cosas raras de estos pueblos. Observaron todas las cosas, las mochilas, los aperos, las vasijas de aluminio y también las de cuero, pero al ver aquella piedra se comentaban entre ellos “esto es algo hermoso” de donde la ha sacado, me la vende? Preguntaban con recelo.
Como nada me constó, recibí algunos pesos, para hacer mercado sirvió yo he quedado muy contento.
Algo cabreado quedé, al ver la emoción en ellos, parecía que veían algo más por dentro de ella lo cual yo no percibía, para mí era algo frio y además me había dolido el encuentro cerca al rio con aquella dura piedra.
Al fin me pude dormir después de tanta emoción de pensar que seria aquello que ya yo no poseía, aunque falta no me hacía pero algo en mi interior despierto me mantenía.
Pasados ya varios días, un paisano me contó, disque por allá en la gran ciudad unos turistas tenían una gran piedra preciosa que mucho dinero valía, esa noticia salió en la radio y la tele y algunos otros medios que por aquí yo no veía. Con razón yo me decía, que los ojos les brillaban como sol de medio día.
De esa piedra tan dura artos recuerdos tenía, machucones, moretones y hasta llorar me había hecho, un buen precio yo le obtuve pensaba para mi solo, hasta ese bendito día cuando alguien me decía que aquellos personajes, ya bien ricos se habían hecho con aquella bella piedra que del monte traían.
Yo seguí siendo el mismo, rebuscando la comida, trabajando día y noche para mi y mi familia.
Por aquí nunca volvieron a traerme ni un mercado como quien no tiene derecho a comer lo trabajado.
Esto nos pasa a veces, pues no valoramos lo nuestro, aun teniendo riquezas, nos sentimos despreciados, sin saber lo que valemos ni amar al ser amado.
JoseFerchoZamPer

Poeta

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