Poemas de nostalgia : Esencia Campesina |
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Pregunten qué aromatiza
todavía mi memoria y diré del pan de gloria de mi abuela campesina. Del humo, que en despedida me dejaba, como broma, con las pupilas llorosas en cuanto abuela encendía su económica cocina de astillas estrepitosas. . Pregunten qué reverdea mi memoria todavía y la fronda evocaría de dos higueras inmensas; sombra del patio de tierra. Y tunas y cina-cinas, perales y la sufrida pasión que el sauce profesa cuando al deshojarse besa la laguna distraída. Pregunten qué melodías mi memoria oye sonando y yo diré que, trinando, discorde es la algarabía de aves que despierta el día. Diré vibración que es canto del viento en los alambrados con “tijeretas” prendidas como notas peregrinas en pentagrama acerado. Pregunten de qué portentos mi memoria se extasía, diré de liebres furtivas y el furor de aquellos perros escarbando cual mineros si un “peludo” descubrían, de nutrias que zambullían o la astucia de los teros defendiendo nido y huevos a maniobras que despistan. Pregunten a cuál hazaña da mi memoria resguardo y en cabriolas un "tostado" a influjo de mis andanzas diré que me acercó al aula, potro heroico imaginario, crines él, yo jopo chato por la brisa que zumbaba en mis oídos y mi alma, 'por el cielo mi Pegaso'. Pregunten qué paradigmas en mi memoria son sellos y les diré de mis credos de un tiempo de fantasía de aquella niñez vivida que todavía guarezco, que me nutre por momentos y refresca y gratifica con la esencia campesina que gracias a Dios, conservo. Pregunten qué invocaría mi memoria, de esos años y diré que lo nombrado más albas y atardecidas. Diré lluvia que repica sobre el lomo resignado del techo aquel de mi cuarto y diré “Las Tres Marías” guardando a la patria mía su firmamento Uruguayo. Safe Creative: 1407031366706 Glosario: Cocina económica: Cocina de hierro a leña. Tijeretas: Ave de cola como tijeras. Peludo: Armadillo, Tatú. Tostado: Color de pelo de un caballo. Teros: Aves. |
Poeta
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Su poema me trae gratos recuerdos, cuando como niño iba de visita a la casa de mis abuelos en los 50s y 60s. Ellos tenían una enorme finca en la cumbre de un cerro. Durante de las Navidades recuerdo una parranda o grupo de vecinos cantando acompañado con música, alumbrado por antorchas de fuego. Ellos caminaban así la hacienda de mi abuelo. Mi abuela cocinaban en un fogón hecho de madera lleno de arena que quemaba leña y en ornó de ladrillos.
Yeli
Así es Yeli, eso tenía la vida de las familias en muchas fincas de campo en esas épocas y algunas hoy día, muy pocas. Muchas gracias por su atención y comentario a estas reminiscencias de mi infancia campera. Saludos cordiales.
Juan,mis aplausos , bellos versos, saludos
Muchas gracias, amigo, mis saludos a ti
Juan con este poema describes tus infantiles memorias tanto como las mías, ya que es increíble la semejanza que encuentro en ellas, gran parte de mi vida la viví en el campo de mis abuelos cocina a leña,farol a kerosene,agua e bomba, sin teléfono, , gratos recuerdos, un gusto pasar, saludos
Muchas gracias, Catriel, me alegro de aunar vivencias camperas con vos. Un gusto tu comentario, saludos.
Gracias por compartir esto, que me recuerda a una serie de vivencias de chico, en un campo donde pasábamos una buena cantidad de jornadas de caza, pesca y laburo. Espectacular secuencia de olores, visiones nos dejas...hay cosas que "el del costao" nunca se olvida.
Un gran saludo y gracias nuevamente.
Gus
Aunque tardía mi respuesta, ya que anduve por Baires, mi patria II, te agradezco la gentileza de tu comentario a esta Esencia Campera que nos identifica a ambos por suerte. Te aseguro que a pesar de mi vida mayormente ciudadana, jamás ninguna esencia suya atenuó el purísimo aroma del campo ni la cordialidad de su gente ni la emoción de sus 'misterios' por lo que escribí muy sinceramente estas décimas en su homenaje. Me alegro que las hayas disfrutado. Un abrazo campero.
Aún sientes el niño. Que mira, escucha, oye y saborea. Eso es un don. Otro don es como nos lo enseñas, con todas esas evocaciones tan nobles que nos hacen recordar. Gracias Juan, por este buen momento.
Así es, Ulises, siempre digo que he de morir niño por eso de la sana candidez y sus valores fantásticos, no del todo imposibles. Muchas gracias por tu atención y cálido comentario. Saludos.