Poemas sociales : La Princesita |
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Madura la noche llegó esa niña
(no más de seis años) con sus flores como retoños de sus manitas fibrosas como gajos. -"¿Una flor para la dama, señor? Cómpreme, por favor. ¿Una flor para la dama, señor? Si no vendo mis flores, no puedo irme a dormir". Insistió la princesita, meciendo su rojo tesoro de pimpollos florecidos. ¿Una flor? Una flor para tu sueño, pequeña, pensé yo, y le dediqué uno de sus rubíes a mi novia, mientras, sin ser mi acto la solución de su vidita, en parte me sentí bienhechor de esa niña, en su descanso al menos. Junto al dinero, deslicé entre sus manitas fibrosas como gajos, un silencioso, ferviente deseo de todo corazón: 'Princesita, ojalá que tu padre o quien te use, un día piense en ti y te acaricie con amor. Y ante el fulgor de tu ramo de ilusiones, apague para siempre su mustia flor de vino. O renuncie a tomarse tu suerte en esa línea que no traza límite entre lo bueno y lo miserable'. Una flor… Una flor para tu sueño, princesita, cómo no. |
Poeta
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Cruda realidad, que hemos visto una y otra vez. Se te parte el alma (a mí y a vos por lo que veo, casi con certeza) y hay tan poco que uno pueda hacer. Me transportaste a las calles de las grandes ciudades de nuestros bienamados terruños. Un gran saludo, ha sido un gusto leer tu escrito, a pesar de su realismo.
Gus
Muchas gracias, Gus, por tu sensibilidad. Y sí, un escrito que no está exento de base, además porque fue real la presencia de esa niña con su pregón, que incluso entre mesa y mesa del lugar, aprovechaba para jugar un instante; lo que me dio a pensar que era una recién iniciada en las 'artes de la calle'.
Saludos y buen lunes.