Cuentos : ESA NEGRA SUCIA |
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ESA NEGRA SUCIA
Salí, Salí, ya anduviste con esa negra mugrienta !...Fue el rechazo espantado de su madre, cuando Carlos, al llegar su casa aquella noche, amagó saludarla con un beso. El olfato de Cesarina, su madre, era uno de los sentidos de los que hacía ostentación. .- Yo debo ser cruza con perro perdiguero. Solía decir. Aunque el perfume que usaba Yoly, era tan agresivo y persistente, que no necesitaba esa cualidad para ser detectado a varios metros de distancia.. Para taparse el olor a rancho. Pensaba, decía y agregaba: .- Andá a bañarte y vení a comer, a ver si se te va esa baranda... .- A negra sucia. Completo Carlos, que ya estaba acostumbrado a las comentarios agresivos y discriminatorios de su madre por su relación con Yoly,. La personalidad de Cesarina era contradictoria, Hablaba con orgullo de su humilde origen, de ser hija de esos inmigrantes analfabetos, padres de siete hijos que habían sido criados en un estado de pobreza lindante con la indigencia. .- Pobres pero honrados. O, pobres pero limpítos. Como parodiaba Carlos, cuando contaba la repetida historia de su infancia. De su conchabo como sirvienta, apenas salida de la niñez, en la estancia de los Reynal Ayerza, donde la patrona, era en oportunidades una cruel explotadora con rasgos sicópatas, para mutar en una sensible mujer que .- Me quería como a una hija. Quien la educó con todas las virtudes de una señorita de la sociedad, de la cual se enamoraron, hombres apuestos, cultos y adinerados que frecuentaban esa casa. .- Porque yo, cuando era joven, era muy bonita, y por mi personalidad me confundían como un miembro de la familia. Fabulaba, ante el asentimiento socarrón de Carlos, que había escuchado esas anécdotas cientos de veces. En realidad Cesarina, Toda su vida había trabajado .- Como una burra. Ejemplificaba. .- Para que vos y tu hermana tengan lo que nosotros no tuvimos. Y era verdad, había logrado que él, hiciera el secundario y comenzara una carrera universitario, " su hijo el doctor "que le abriría las puertas de un ascenso social hacía una clase a la que ella nunca pudo acceder y que conoció como sirvientita en lo de "los Reynal Ayersa", a los que odiaba y admiraba simultaneamente. Esta falsa conciencia de clase, a la cual quería pertenecer, era la que se manifestaba en su repulsión contra Yoly, y todas esas "chirucitas calentonas" de atrás de la vía, tan blancas y descendientes de tanos inmigrantes como ella, pero no eran lo que su hijo y Cesarina, se merecían. Las vías, en los pueblos del interior eran, y son, la frontera que separa a las clases sociales. Las características físicas de un lado y del otro, en este caso, eran similares por su mismo origen europeo. Pero "los de atrás de las vías", son los pobres, son los sucios, o sea, son los negros y esto hace que las personas, adjetivadas como tales, se preocuparan mucho por que el sol no les diera color a su piel, razón por la que se las veía en los calientes veranos, cubiertas de pie a cabeza. Yoly, era la única que lucía un permanente color bronceado, como una provocación a la tilinguería pueblerina. Así era Yoly, Carlos no creía estar enamorado de Yoly, en sus proyectos no figuraba ninguna relación que pudiera, ni a largo plazo, llevarlo al matrimonio, ni por amor ni conveniencia. Pero entre todas las fugaces relaciones que había tenido, esta era la que más se arrimaba a un sentimiento. Yoly tenía algunos atributos que la diferenciaban, aparte de su innegable belleza física, que la convertían en la más bonita y deseada del pueblo, tenía una personalidad equilibrada, inquietudes e ideales similares a los suyos y profundo orgullo por su condición social. El sabía que a ella no le atraía su futuro titulo profesional, ni su posible éxito económico y esto se evidenciaba en como lo estimulaba en las actividades vocacionales, que tenia por las artes. Esa era Yoly, hermosa, espontánea, orgullosa, libre, apasionada. Y esa Yoly le dijo aquella noche, en un breve paréntesis de besos .- Estoy preñada. Después fue la ternura, el abrazo interminable, los besos derramados en las sonrisas, los te quiero…y Carlos caminando hacia su casa con su nombre y su perfume entre los labios Cuando entró, su madre de espaldas a la puerta preparaba la cena, sintió sus manos acariciarle el pelo, un tímido abrazo, el olor a negra y una frase susurrada :.- Vas a ser abuela…. No hubo más palabras, solo un gesto de fastidio, el silencio y luego : Yo sabía que esto me iba a pasar…Se dijo Cesarina resignada. |
Poeta
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Interesante cuento, pleno de las realidades de arrabal. Ahora Cesarina se ablanda y se transforma en estoica abuela. si se han de haber visto estas historias en los barrios...un gusto de lectura. Saludos.