Crónicas : LOS INDOCUMENTADOS |
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LOS INDOCUMENTADOS.
Amo a mi tierra por adopción, la que me acogió, desde los primero días de mi vida, y quisiera que todo marchara sobre ruedas, pero ha sido imposible, por el hecho de ser Frontera, la he visto acrecentarse a pasos agigantados. En esta tierra, lo aceptamos, nadie salió del subsuelo, sus fundadores llegaron de lejos, emigrando de otros lugares, de tierras lejanas, para lograr una vida mejor; se ha formado por migrantes como lo fueron mis abuelos, que llegaron por traslados laborales, siendo ellos los principales pilares, como lo hicieron la mayoría de los cimientos de las familias, que fundaron Mexicali, Baja California. Pero a lo largo de los años, he visto como los indocumentados, nos han invadido y no precisamente para quedarse en esta tierra generosa, si no para alcanzar según ellos, el famoso sueño americano, de ganar dólares, como dicen ellos el billete verde. Recuerdo cuando los indocumentados a la brava, y sínicamente, hacían tremendos orificios en el cerco limítrofe, y conforme fue pasando el tiempo, los gringos fueron obstaculizando cada vez más la pasada, al grado que hoy en día, los suben al cerco divisorio, atados con un lazos a la cintura, y sin ninguna precaución los polleros los lanzan, al vacío sin piedad hacía el otro lado; siendo toda una deprimente película, para los que en ese momento, se encuentran haciendo fila para cruzar la frontera. Que a decir verdad, ya nos hemos acostumbrado, a presenciar estos angustiantes espectáculos. Pero entonces, es ahí cuando empieza el navegar del indocumentado, por esas tierras extrañas y vigiladas por la patrulla de migración, la terrestre y la aérea, y cuando se sienten perseguidos optan por penetrar a las viviendas más próximas, amenazando a los habitantes, para que les permitan ocultarse en ellas. Y así, se ha ido degradando cada vez más, usando narco túneles, que empiezan en Mexicali y terminan en la vecina ciudad de Calexico, California, hoy más de sesenta mil indocumentados, nos invaden, llegando todos los días más de doscientas almas, trampeando el tren de carga, llegan sin un peso en la bolsa, y al no lograr el etéreo sueño americano, se dedican a delinquir, desatándose olas de robos domiciliarios o automóviles mal asegurados, porque esta clase de gentes demandan necesidades. Aquí existen varios albergues en donde le dan techo y comida, como el Albergue Juvenil del Desierto de Mexicali, Casa del Migrante entre otras, así también existen viviendas deplorables y hoteles de mala muerte, como el Hotel del Migrante, dándoles posada por las noches, pero en el día, los sueltan a su suerte. Además, no solo son los que piensan pasar, sino también los deportados. Es una verdadera vergüenza, que a unos pasos de la línea fronteriza, se encuentran los que se hacen llamar “Los Ángeles sin Frontera, A.C.”, esta organización nació en Enero del 2010, que aparte de afrentar, y obstruir la vía pública, dan pena; por eso los gringos piensan que todos los mexicanos somos iguales, y por supuesto todos ellos regenteados por unos vivales, que dicen ser los defensores, de esta población y del necesitado. Y aun sabiendo que esta gente económicamente, le cuesta mucho al gobierno, no les interesa, ya que ellos son iguales; los he visto cómo andan uniformados, con sus chalecos verdes, como si estuvieran sindicalizados, entre ellos un pobre humano con un gran tumor en el estómago, viviendo a su suerte, recogiendo lastimas y desaires; entonces porque estos dizque benefactores que abusivamente viven de ellos, no los ayudan? La mayoría de ellos, son perseguidos por la policía por cometer, actos ilícitos, asesinatos o ya de plano fueron ex convictos, entre mexicanos, y miles de centroamericanos, y muchos no se conforman con venir solos, sino que se vienen con hijos y mujer. Es tan triste y denigrante ver a estas personas, que hacen más falta a sus familias, en sus pueblos de origen, en donde han dejado padres esposo, mujer hijos, porque no nada más son hombres, también se arriesgan la mujeres; según ellos, lo hacen para conseguir trabajo, y una vida mejor, que más bien me da la impresión, de que lo hacen por vagancia, y huir de los problemas familiares, porque deberían de servir a su tierra, todos se quejan de que allá no hay trabajo, ¿y aquí sí?, cuando lo único que hacen es penar, y hacer penar a sus familias que no saben, si viven o mueren. Todos estos individuos, venden cualquier cantidad de objetos, chucherías, piden limosna, limpian parabrisas, las mujeres prostituyéndose y hurtando al que se descuida, entre la fila de automóviles o a los peatones, que van hacia la vecina ciudad de Calexico, California, arriesgando su vida, con esta clase de afluencia, que son capaces de matar por un peso. Si ya de por sí, tenemos suficiente, con las personas en situación de calle y la gama de discapacitados que se reúsan a ser atendidos por médicos, porque dicen que así enfermos, mutilados, con tumores expuestos a la vista pública, con niños cargando dormidos en el hombro, que más bien diría yo, drogados, con las temperaturas extremas de esta ciudad; pero dicen que así, ganan más, pidiendo a cuanta persona cruza la frontera. Y desafortunadamente, seguirán las muertes, si no es en el desierto, será en el asfalto, ahogados, de hambre, insolación, hipotermia, mordidos por animales o baleados por los patrulleros de migración, que hacen escarnio de ellos, montones han fallecido accidentados por caídas, en el mismo tren de la fatalidad; y hasta que el gobierno verdaderamente se preocupe, piense y le duela el famélico País, y pare de engrosar sus bolsillos, o que un día, estos hombres y mujeres, entiendan que se la están rifando, y que los necesitan más en aquella tierra natal, la misma que dejaron todo por nada, el terruño, del que nunca debieron salir. ENSAYO BREVE: Autora: Escritora, Mónica Lourdes Avilés Sánchez. Derechos Reservados. |
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