Textos : El Creador de Reptiles. |
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El Creador de Reptiles.
El creador de reptiles hibridaba serpientes y lagartos. Obtenía serpientes de la naturaleza y creaba nuevas especies mediante la apasionada hibridación de las mismas. Como un fantástico músico o pintor su objetivo era crear toda una paleta de colores y diseños. Si tenía una exótica serpiente esmeralda la hibridaba con una serpiente violeta y obtenía una serpiente mosaico de delicados colores verdes, violetas, y fucsias. A veces apresaba una culebra amarillla y la hibridaba con una serpiente roja y los híbridos anaranjados eran una delicia de caleidoscopía naranja. Mezclaba diseños y colores, una serpiente anillada era fecundada por una serpiente mosaico y obtenía híbridos estrellados. Los diseños variaban como una espléndida taracea arcoirisada. Obtenía serpientes iridisadas partiendo de culebras negras o azules, creaba nuevos colores, serpientes rosas, serpientes celestes, lapislázulis, naranjas, violetas, con diseños cúficos y jeroglíficos arábigos en su piel. Había híbridos que conservaban el aspecto de sus ancestros en su piel y en la primera muda cambiaban sus diseños por sorprendentes galimatías de iridiscencias. La música era tornasolada, echaba chispas azules y verdes, chispas fucsias, chispas rojas, la serpiente arquetípica era un Simurg de armonía reptiliana, una entelequia de simetrías y disarmonías. La mayoría de los híbridos eran estériles, pero otros eran fértiles y el creador de reptiles se divertía mezclando híbridos de segunda generación. Tenía paciencia, la madre de todas las artes, y curiosidad, la madre de todos los vicios, él contemplaba amaneceres exquisitos, divinos cristales de fulgor indescriptible, serpientes negras que al darles la luz del sol se volvían azules o verdes, serpientes rayadas con fondos rojos, violetas, y amarillos, serpientes profundamente naranjas, y otras que eran como pavos reales exquisitos. Imaginaba ponientes violáceos y turquesas, serpientes profundamente verdes o manifiestamente púrpuras, enloquecido quería crear una serpiente transparente y mezclaba híbridos albinos de piel cada vez más delicada, húmedas y aceitosas, con las que tenía un santo respeto y una santa adoración, postrado a Luzbel y su manzana roja como la primera Eva y el primer Adán del génesis. Visitaba Ceilán, la India, Las Canarias, el Caribe, la Micronesia, buscando serpientes para su colección y su hibridación, mezclaba partituras angustiosas con partituras de rock, pentagramas amarillos con pentagramas escarlatas, música de flauta, con música de armonio, iridiscencias occidentales con amaneceres de poniente, exóticas composiciones marinas con cuadros del polo norte, vegetaciones de sándalo con aromas de incienso sevillano. Era un artista, clasificaba las serpientes, les elegía nuevos nombres, visitaba recónditos lugares del Amazonas, poniendo su propia vida en peligro a veces, sin miedo, para encontrar el raro Simurg reptante. Los diseños variaban, diseños romboidales, diseños circulares, diseños chinos, visitó Japón y coleccionó una culebra de oro, que luego mezclo con una serpiente azul y obtuvo híbridos brillantísimos. A veces fracasaba, obtenía híbridos apagados, débiles, moribundos desde su nacimiento o infinitamente violentos y lascivos, serpientes nerviosas como rasgueos de guitarras o serpientes lentas e inamovibles como Laoocontes estatuarios. Y lo mismo hacía con los lagartos. Visitaba el mundo recolectando lacértidos y se pasaba los días mezclando lagartos furiosos, quería crear un lagarto negro y un lagarto de oro, quería crear lagartos azules y lagartos de fuego verde. Un día de Agosto que estaba extasiado con una de sus creaciones su casa se incendió y falleció por los humos. Vendieron sus serpientes, las pocas que sobrevivieron al fuego, a un zoológico sus herederos. ..................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero. Dejó de sonar la música abruptamente. |
Poeta
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