Prosas poéticas : Carta póstuma. |
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Es el nublado día que me hace recitarte… Se escucha en cada caminar del viento el susurro errante de tu nombre… El cielo llora una llovizna tenue y mi rostro se humedece al compás del chipotear de las gotas. Estiro mi mano queriendo alcanzar tu sombra y sobre la palma se poza una diminuta gota. En ella se dibuja tu rostro, se mira en su grácil textura el brillo de tus ojos… Mi mente se pierde en un perenne retroceso, me lleva al momento en que tus brazos se posan alrededor de mi cuello, mientras tu voz musical me dice – me encantan los días nublados-… La imagen de tu gozo por los días cenizos surcando por mi memoria, se ha convertido en la reliquia sagrada que guardo en mi mente. La conservo custodiada por un inmenso ejército de pensamientos nostálgicos, los mismos que me acompañan mientras camino por el agónico atardecer… Recorren a mi lado, cada rincón que guarda tu aroma, espían mi pasado buscando indicios fugitivos de lo que nos faltó. La banca desgastada escondida en el viejo jardín, me recuerda la noche sublime que cruzó nuestros destinos… me hace regresar a la húmeda sensación de tus labios divinos recorriendo el botón de mi oído, al tiempo que mis manos esculpían figuras amorfas sobre tu cuerpo… aún se puede sentir tu mirada abrazando la luna y tus besos consumiendo cada respiro del tiempo… De regreso por la calle que vigilara nuestras lascivas caminatas, distingo que aún huele a ti… se puede percibir en el ambiente el perfume afrutado que despedía tu cuerpo. Mi suspiro quiere atraparlo… quiere brazar lo poco que olvidaste, se aferra a conservarte… te retiene a pesar de la asfixia que me sacude… nunca se diluye… se mantiene seguro de que regresaré al día siguiente. Camino a casa, sigo las huellas de tu caminar sosegado… voy tras de ellas como queriendo alcanzarte… pero nunca te alcanzo… solo creo mirarte a lo lejos combinándote con el matiz de la noche, para darme cuenta que no estas ahí… que es de nuevo mi mente conspirando con mi anhelo, recurriendo a la vieja presencia que guardo de ti… Estoy postrado en esta alcoba, extrañando cada momento que disfruté a tu lado, inhalando este aroma a nostalgia que destilan las paredes que me encierran… acompañado con el humear del tabaco que se ha vuelto mi confidente y esta soledad asesina que simplemente no me abandona… Juro que he querido olvidarte de todas las formas posibles, te he negado quemando todo lo tuyo, he ahogado cada pronunciamiento de tu nombre en el silencio, te regalé al olvido no llevándote flores a tu sepulcro, pero jamás te diluyes… permaneces en mi mente, habitando mis sueños, mis deseos, mis anhelos, mi vivir… mientras yo me agazapo en el recuerdo permanente que tatuaste en mi memoria… |
Poeta
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se pueden desechar las cosas materiales pero los recuerdos permanecen para siempre en la memoria.