Cuentos : Por la ventisca |
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POR LA VENTISCA
Por fin se puso a tocar algo en el aire. Ahí, dónde se inclinan las sonrisas de los perfumes y flores de excusas enredadas entre los dedos. Antes de subir las escaleras agradecido del zenzontle trepado en su canto de rama en rama... Beatífico y radiante. Esa mañana le miraba de reojo. Tomaba la primera sombra su descanso fresco aferrado a la dulce tarde qué recordaba. Hacia el final de mayo esa sinfonía tocaba a su imaginación, terminada... Necesitaba solo unos retoques de brisas intermedias y pulir el frío de los silencios breves, blancos copos flotando entre las estrofas que con su suave presencia estrechaban sorpresas de serena influencia conmovedora. En la letra combinaba letras, olores, texturas. ¡Una maravilla que asustado, tímido pocas veces dejaba escapar de las grandes y pesadas experiencias amargándole la naturaleza sensible en sus preocupaciones alegres!. En esta ocasión el mejor papel para envoltura que pudo conseguir no le pareció suficientemente bueno para su propósito... Confiaba en creer animar el aire mismo, en un cabalgar atinado nubes y nieve. Y entre vacilaciones y dudas se colocó por encima del clima, templado como un patrón de sastre y cortaba sus reflexiones bajo una oleada de palabras sin expresar la consoladora esperanza de la casa imperceptible símbolo dispuesto en la hora que detuvo la conferencia sin remuneración. ¡Vaya humo virtuoso! Esa vez, dijeron qué tenía un brillo extraño en la mirada, pero no así en los dedos serenos de un color definido ignorando la realidad herida incapaz de comprenderse al fondo de la más sencilla explicación qué vuelve todos los días más confusos por la búsqueda desesperada de una sola certeza. Se sentó al costado de una ventana y no dijo palabra. Con los ojos entrecerrados sorbió un poco del té frente al cuadro impresionista en la imaginación qué le parecía infinita y a veces lo comparaba con una mariposa tejida de sueños y angustias, ó lo contrastaba con la pequeñez de una luciérnaga que se acomoda al obscuro silencio iluminándolo y proyectando visiones en los últimos rayos del sol callado a ratos. Con las noches de raigambre catastrófica del repelente engendro del sillón previo. ¡Se trata de una lucha perdida!. Dijo entredientes dando una extraña tonalidad al momento. La cara del cuadro nos miraba sin decir palabra desde la pared dispuesta a saltarnos. ¡Es difícil decirlo!. Y decirlo en letras fijas, tan pobremente vestido y calzado de música ávida tocando las montañas que refulgían en la nieve a lo lejos débiles y superficiales los susurros sin tener en cuenta la tibieza creativa que alumbraba el huésped en sus ropajes humanos... ¡Sí muy difícil decirlo!. Sobre todo sin recordar el silencio de esos cinco minutos detenidos en el fondo del reloj dónde se pierde la noción del instante. Y volvió a tocar algo en el aire. Pero esta vez descartó el papel de cualquier objeto. Y se envolvió en su creación lentamente desapareciendo... Y cada vez que lo recuerdo Vuelve a tocar algo en el aire. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Mil felicidades y muchísimos aplausos para este magistral escrito. Deja un agradable sabor su lectura, es un cuento precioso!!!!Encantador, muy de mi agrado.
Gracias por compartirlo.
Le envío una sonrisa y un cálido y respetuoso abrazo.
Claudia Alhelí Castillo
Claudia: Saludos y amistad con buenos deseos para usted y su familia. ¡Qué gusto tener sus comentarios y su especial presencia en estos artes literarios!. Le manifiesto mis deseos de abundancia con el respeto de siempre noble y bella artista de las letras.