Poemas : En Otro Tiempo. |
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En otro tiempo me era temible la soledad. Me aterrorizaba el silencio. Mi auto preocupación, mi estar envuelto en mí mismo, me robaba todo, la tranquilidad, el sosiego, la inspiración, el deseo de leer y escribir. Quería cambiar el mundo, hacerlo a mi manera, como si la mayoría tenía que acomodarse a mí, en vez de yo acomodarme a ella. Rechazando la mayoría, anhelando ser parte de ella y ser admirado por ella. El mundo entero estaba equivocado. Y no me importaba, porque tan solo me interesaban los objetos, los sentimientos oscuros del placer. Era un resto para mí conquistar a una mujer. Llevarla a la cama, y saciar temporalmente, mi sed de un amor, que buscaba y no encontraba por ningún lado. Busque el amor en los parques, en los trenes y tranvías, por las calles, entres los árboles, por encima de los tejados, en las miradas furtivas. No podía esquivar mi mirada, al ver una mujer. Que hambre la de mi cuerpo, y la de mis deseos en aquellos tiempos. La vida, me plantaba buenas oportunidades, en el camino que yo rechazaba, teniendo ojo que no podía, ofuscado, por el miedo, la soledad, y el deseo del placer, discernir; solo buscaba apagar la soledad encendida que siempre sentía. Quise jugar con el fuego, creyendo que de lejos, no podía quemarme. Mala idea, triste lección aprendida. Yo creía que el camino a la salvación se encontraba en los cuerpos, en un cuerpo que respondieras al mío. No es así. Cuerpos que cambian deseo por deseo, sin amor, terminan aborreciéndose, el uno al otro, y hasta odiándose, cuando se termina el deseo sin haber cultivado el amor y la ternura. Hay hombres que piensan que gustan mucho, que están acabando, y ninguna mujer es suficientemente, buena o bella para ellos; sufren de una sed, que nunca se apaga; y hay mujeres que piensan que pueden dominar el mundo con su cuerpo. Creen que su órgano sexual es un medio de cambio, y se entregan al mejor postor, no por amor, pero por dinero, y terminan solas y con una vida vacía y aborrecible. Bailes, discotecas, juventud, son cosas efímeras, temporarias. La mitología de las noches del sábado ha destruido a muchos y a muchas. Sus herramientas son la oscuridad, las drogas, los cigarrillos, el alcohol, la mujer de faldas apretadas, y altos tacos, y los hombres bien formados de pecho y de camisas abiertas, cuellos de donde cuelgan, cadenas de oro que cuestan una pequeña fortuna. Ah la vida, cuantos la desperdiciamos sin saber valorarla, y, por el miedo y la soledad, valoramos lo falso, y lo hueco. Hasta que se adquiere experiencia, o no. Se aprende que el mundo nunca has de cambiar, no puedes, cambiar, nosotros, sí. Entonces el mundo entero cambia. O como lo percibimos o pensamos de él. Hoy entiendo que buscaba el amor, que no me dieron, en el cuerpo de cada nueva mujer. Los hombre buscamos curar, esa sed de amor y afecto, que nunca sacio nuestra madre. En ese estado de vivir las gentes se vuelven desechables. Solo lo Nuevo trae excitacion.
©Rafael Pérez Derechos Reservados |
Poeta
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Rafael: Interesante mensaje, buenas reflexiones, van de lo descriptivo a lo interpretativo incluso psicológico vivencial. La apreciación filosófica de heterocrítica social es significativa. En particular los dos últimos renglones de la conclusión. ¡Felicitaciones buen escrito!. Reciba mis saludos y amistad respetuosa.
amigo Rafael, interesante versión de tus experiencias con el amor y solo te puedo comentar que el amor por dinero es como caerse al abismo, saludos